Richard Schwartz: “Para no sufrir encerramos una familia de ‘yos’ en nuestro interior”

Nov 15, 2023
Tengo 74 años: la terapia me conecta con mis ‘yo’ más jóvenes. Vivo en Chicago: pura energía. Si libera a sus ‘yos’ dolientes, rejuvenecerá. Somos seres de bondad innata, pero llegamos a dañar a otros y dañarnos para no revivir el dolor de una experiencia traumática. Publico ‘No hay partes malas’ (ed. Eleftheria). (Foto: E. Elefteria)

Richard Schwartz,profesor de Psiquiatría en Harvard: creó los sistemas de familia interna.

 

Tengo 74 años: la terapia me conecta con mis ‘yo’ más jóvenes. Vivo en Chicago: pura energía. Si libera a sus ‘yos’ dolientes, rejuvenecerá. Somos seres de bondad innata, pero llegamos a dañar a otros y dañarnos para no revivir el dolor de una experiencia traumática. Publico ‘No hay partes malas’ (ed. Eleftheria). 

Dentro de mí hay ‘yos’ que encierro para protegerme?

Y esas subpersonalidades se relacionan entre sí como una familia. Algunas personas sufren una vocecita interna que cuando intentan hacer algo les dice que van a fracasar...

¿“Tú no sirves para esto o lo otro”?

Son partes de nosotros que, en su día, bloqueamos, tras una experiencia traumática, para no repetir aquel dolor. Y esas voces se contradicen hoy en su afán de protegernos.

¿Eso no se llama esquizofrenia?

Yo detecté esas subpersonalidades ocultas en mis pacientes cuando empecé a ensayar mi terapia, y entonces pensé que sufrían el síndrome de personalidades múltiples.

  

¿Cómo son esas voces ocultas en mí?

Tal vez esa parte de usted aún tenga los siete años que tenía cuando hizo el ridículo en clase; o los 12, al sufrir bullying en el cole; o los 20 de cuando le despidieron... Y usted las ha bloqueado para protegerse y evitar revivir el dolor: porque ese niño ya no existe, pero sí las emociones que sentía. Y necesita protección.

¿Son como nuestra familia interna?

Por eso llamé a la terapia sistemas de familia interna, porque consistía en detectar esas partes que hemos encerrado y nos hablan y se hablan entre ellas como en una familia en la que las discusiones se polarizan.

¿Usted nos cura hablándoles?

El terapeuta ayuda al paciente a detectarlas, hablar con ellas, aceptarlas y liberarlas para que fluyan y reintegrarlas en nuestro self .

¿El self no es el ego?

Es nuestro Ser que tiende a la bondad de forma innata, porque somos buenos. El self es como el sol en nosotros: a veces nuestra bondad innata se oculta, pero nunca desaparece. Es nuestro espíritu.

¿No somos todos perversos en ocasiones?

Esa perversión son conductas con las que intentamos protegernos para no volver a sufrir la experiencia traumática. Y con ellas podemos dañar a otras personas o a nosotros mismos, como con la anorexia, las tendencias suicidas o autolesivas, o las adicciones.

  

¿Cómo curarlas?

Cuando reconocemos esas partes en nuestro interior congeladas en el tiempo y las liberamos, abandonamos esas conductas nocivas.

¿Y si no lo logramos?

Una parte de usted le dirá, por ejemplo, “no hables en público, que harás el ridículo” o “no intentes dirigir a otros o morirás”, porque son las voces de quien usted era cuando lo intentó y fracasó; y la otra le dirá que lo haga, y tal vez se quede paralizado por las dos.

¿Cómo librarme de esos traidores?

No son seres malos; son parte de usted mismo: solo tiene que liberarlos, por eso titulé mi libro No hay partes malas. Y le aseguro que he visto en pacientes algunas de esas partes que eran horribles. Se pueden liberar y curar.

¿Puede usted curar a un criminal?

Para empezar, tenemos que asegurarnos de que no cometa más crímenes, pero también debemos entender por qué los comete. Porque hasta las partes más destructivas de nosotros mismos nacen con intenciones protectoras: ¿qué quería proteger esa parte de usted cuando dañaba a otros? Responda.

¿Saberlo le disuadirá de delinquir?

Nuestra terapia ayuda trabajando con esas emociones, creencias y sensaciones extremas que les llevaron a delinquir.

La justicia afronta la manifestación externa del crimen, y usted, ¿la interna?

 

Queremos que el criminal se autoanalice para encontrar en qué momento y por qué se apartó del camino natural de buena persona, del self que somos. Porque hasta las partes más destructivas de nosotros tienen intenciones protectoras.

¿Dañan a otros para protegernos?

¿Qué quería proteger cuando dañaba a otros? Esa es la terapia: detectarlo y liberarlo. Y algunas religiones y culturas obligan a sus miembros a exiliar, a reprimir o a renunciar a partes irrenunciables de nosotros mismos, que tachan de pecado.

¿Hay represión en el origen del mal?

Cuando ayudas al paciente a detectarlas y liberarlas, se siente también liberado de los impulsos de dañar o hacerse daño, porque convierte lo que interpretaba como partes horribles de sí mismo en otras pequeñas y amigables con las que dialoga.

¿Era un pecado y resulta ser normal?

Pero esa personita sigue siendo el niño de 5 añitos y las emociones de cuando usted lo congeló para protegerse, y debe dialogar con él y protegerlo ahora para seguir avanzando.

¿Cómo le hablo a ese niño triste en mí?

Ese niño en usted que sufrió bullying: ¿qué siente hacia él hoy? ¿Le da pena, porque fue inocente, o lo desprecia, por débil? Le ayudaré a ayudarle y ayudarse. Entenderá a ese niño que fue y lo consolará y validará su dolor y le permitirá integrarse poco a poco en el self que hoy es usted... ¿Lloró mucho ese niño?

Tal vez.

Entonces llorará también usted al entenderlo y, poco a poco, lo dejará libre a él y él le dejará libre a usted.

Cómo curar a un pederasta

Cuando le hablo de las denuncias de pedofilia contra sacerdotes de estos días en España, Schwartz me cuenta cómo ha ensayado su terapia en pederastas, algunos encarcelados: “La mayoría sufrieron abusos de niños y su parte protectora sintió entonces que quien tenía el poder era el abusador y, para evitar el dolor de ser abusado de nuevo, ese niño se convirtió en un yo adulto que quería ese poder, y así interiorizó el impulso de abusar del débil y lo unió al impulso sexual. Por eso, muchos pederastas se odian a sí mismos y tienen impulsos suicidas. Al ayudarles hoy a detectar, reconocer y evocar a aquel niño atormentado en ellos que aún quiere protegerles, en algunos pedófilos logramos progresos; pero, antes, hay que evitar que abusen de otros niños y eso requiere tenerlos vigilados”.

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